Leyendo el artículo de John Brandon en la revista Forbes, he visto muchos de los comentarios que mis propios compañeros en Olivia decían. Estoy seguro que hay muchas personas que pueden verse reflejadas ya que al inicio de la eclosión de Microsoft Teams esas eran las sensaciones. Cuando iniciaron los confinamientos, Zoom surgió como la herramienta imprescindible para realizar conferencias tanto en el terreno profesional como personal. Si lo comparabas con Teams, el producto de Microsoft tenia demasiadas funciones y parecía que tenía que ser más complejo de trabajar con él, cuando sólo querías hablar remotamente con alguien.

Muchos vieron que era una solución de software hinchada con un montón de aplicaciones acumulando polvo y que no te atrevías a hacer click para no tener que aprender como funcionaban. Slack era un estándar de mercado y muchos programadores por ejemplo estaban habituados a trabajar con él, con lo que el aprendizaje era fácil y era relativamente sencillo encontrar otros colaboradores que también trabajaban con el para no tener que buscar otros softwares para solucionar temas concretos.

Pero en las últimas semanas todo ha cambiado. Teams ha ido ganando adeptos y poco a poco la percepción de muchos usuarios que pensaban como John Brandon han ido cambiando totalmente. Seguimos pensando algunos que hay demasiadas funciones que la gente nunca utilizará, que la gestión de tareas llamado Planner está a mucha distancia de la potencia y simplicidad de Trello. Por ejemplo, no pueden entrar en conversaciones con hilos como en Slack. O en el caso de los chats en vídeo, echamos de menos funciones que Zoom puede que tenga mejore resueltas. Y sin embargo, cada vez nos gusta más Teams y empieza a ser la pantalla que tienes más tiempo abierta durante tu jornada de trabajo. El otro día, trabajando en casa, mi mujer me comentó : «Siempre qué paso veo que tienes abierto Teams, ¿estás todo el día chateando?» Y mi respuesta fue: «No, es que sin darme cuenta, cada vez hago más cosas desde aquí, no sólo chatear.»

Microsoft se hizo un nombre en la tecnología gracias a una palabra. Quizá sea simplificar demasiado una empresa multimillonaria, pero la palabra es integración. Outlook está integrado con Word, que está integrado con Teams. A lo largo de los años, la gente ha utilizado otra palabra para eso (monopolio), pero cuando intentas terminar un informe y estás solo en una oficina, la integración es extraordinaria. He sido capaz de iniciar una reunión de vídeo con la gente con un solo clic. Es genial. Puedo hacerlo en Slack. Pero también he podido añadir a otras 17 personas con unos pocos clics más, y también programar reuniones con ellos en Teams, y trabajar en un documento de Word juntos.

Empiezo a pensar que Teams es mucho mejor para la colaboración durante los (esperemos que últimos meses) de la pandemia. Necesitamos la integración ahora más que nunca. Si puedo hacer clic una vez para iniciar una reunión con 10 personas en lugar de enviarles el enlace, lo aceptaré. Las herramientas individuales del ecosistema de Microsoft no siempre son mejores. Seguramente hay otras aplicaciones que individualmente son mejores pero lo que hemos descubierto es que nuestra versión fatigada por el COVID prefiere un ecosistema que lo haga todo. La pandemia ha cambiado nuestro punto de vista.

Google es el que más se acerca a Microsoft en cuanto a hacer que todo funcione en un sentido fluido e intuitivo, pero Google Meet está muy lejos de Teams. Ni siquiera están en la misma liga. Por ahora, la facilidad para iniciar un videochat (y añadir un equipo) en Microsoft Teams y la integración con Outlook para programar chats de grupo están haciendo que muchos usuarios primen la rapidez y facilidad antes que ciertas funcionalidades avanzadas. Cuando las cosas vuelvan por fin a la normalidad, puede que pensemos en otro enfoque más racionalizado, sencillo e intuitivo de otras soluciones, pero tal vez sea demasiado tarde ya que problablemente Teams ya ocupará un % tan elevado de nuestra jornada que será una comodity más, como lo es actualmente Outlook o el paquete ofimático de Office.