Estas dos palabras pueden parecer contradictorias e incluso antónimas, ya que la tecnología siempre nos ha parecido algo frío y exacto donde las pasiones propias del comportamiento humano parece que no tengan cabida. Nada más lejos de la realidad, hay que recordar que la tecnología y las empresas las hacemos y las componemos personas.

Por lo tanto, no podemos nunca perder el horizonte de la humanidad cuando hablamos de tecnología. En mi dilatada experiencia en la implantación de ERP´s para empresas, estoy convencido, que el momento donde más humanidad hay que tener es en la fase del arranque de un proyecto.

Esta fase es la más crítica y complicada de un proyecto. Donde el trabajo de muchos meses, tanto por parte del implantador, como por parte del usuario, se puede malograr y una de las claves para llegar a buen puerto en una arrancada es la humanidad. En un arranque salen a relucir todas esas pasiones propias del ser humano, y salen en forma de catarata emocional, el miedo al cambio, la inseguridad de una herramienta que no conocemos, nuevos circuitos, nuevas formas de trabajar, son los ingredientes perfectos para que un proyecto se pueda malograr. Con este panorama es muy importante que tu partner tecnológico esté contigo, acompañándote y ayudando, no sólo en que el ERP funcione y cumpla con las expectativas que se han diseñado.

Esto casi es lo más fácil y lo que casi todo el mundo puede conseguir, lo complicado, lo importante, es acompañar, apoyar y sobre todo entender al usuario final y ser su aliado en esta aventura. Los usuarios te tienen que ver como un compañero de viaje, no como alguien que viene a imponer nada. La labor del partner es conocer el día a día de los usuarios, conocer su trabajo y ponerse en su lugar, para poder impregnar al proyecto de este componente humano, ya que, si un proyecto si es técnicamente perfecto, pero no ha tenido en cuenta el factor humano, no es buen proyecto.

¿Cómo conseguir este equilibrio perfecto? No tenemos que hacer nada especial, sólo pensar que hacemos en nuestra vida personal cuando un amigo nos llama para decirnos que tiene un problema. Lo que se suele hacer es quedar con él, sentarnos a su lado, escuchar, y una vez que conocemos el problema, aconsejamos e intentamos animarlo, resaltando sus fortalezas y ofreciendo toda nuestra ayuda haciendo sentir a nuestro colega que no está solo. Sí tenemos una amistad de verdad, también debemos hacer ver a nuestro amigo sus posibles carencias y sus puntos débiles, pero sin ánimo de crítica y siempre con un espíritu constructivo con el fin de corregirlos.

Pues en un proyecto tenemos que hacer lo mismo, resaltar las fortalezas de nuestros clientes y hacerles sentir que no están solos. Como buenos amigos que ya deberíamos ser, tenemos que sacar a la luz las carencias o malas prácticas que hay, pero siempre de una manera constructiva, nunca pensando que estamos en posesión de la verdad absoluta y siempre a través del diálogo y el consenso. Así de sencillo, aplicar nuestra empatía personal y la inteligencia emocional que tenemos en nuestra vida personal con nuestros nuevos compañeros.

Desde que empecé en este mundo de la tecnología, y empecé cuando Windows todavía no existía, he querido aportar el toque humano en las implantaciones y en el trato con los clientes de un ERP, esta ha sido mi lucha y mi anhelo. Evidentemente tienes que estar rodeado de un equipo que comparta esta visión, no es fácil, pero os puedo decir que, si, es posible, no es una quimera. Por eso el lema que identificaría a Olivia sería: Proyectos hechos por personas para las personas.

 

Autor: Sergio Alcolea – Consultor Business Central